jueves, 26 de agosto de 2010

Asentamiento en Pichi Maule, Comuna de Fresia (1992)

Actual hijuela de Bárba Gaez Hinostroza en Pichi Maule, Comuna de FresiaLos ancestrales terrenos de 250 hectáreas de propiedad del bisabuelo Nicolás Huenuqueo Ron, las vivencias sembradas, las vivencias cosechadas de generación en generación, fueron entregadas. Las seis familias de la mano de Bárbara Gaez fueron radicadas en la localidad de Tegualda, comuna de Fresia, en un terreno de 6 hectáreas.

Llovía amargamente esa tarde de invierno en que llegaron al nuevo lugar, a un terreno inhóspito, sin árboles, sin conocer a nadie, sin casa, sólo en compañía de una vaca paría, seis ovejas y un caballo. A modo de primer hogar, se utilizó nylon y una carpa. Bárbara, llega en compañía de dos hijos.

Al siguiente mes, Francisco García envió a través de la Municipalidad las medias aguas comprometidas, se dividió el terreno asignándose 1 ¼ hectárea por cada familia.

Sede Social de la Comunidad Indígena Pichi Maule, Comuna de FresiaAl poco tiempo, se integran a la Comunidad Indígena Pichi Maule, existente en esa localidad e iniciaron una nueva era. Las seis familias continúan siendo representadas por Bárbara.

“Lo más penoso de estar aquí, nos cuenta Bárbara, es que ya no volveré a tener lo que tuve, porque ya me encuentro más recaída, si llegaría a tener un espacio como para poder trabajar como lo hacía en mi campo, ya no podría con eso, porque yo aquí lo veo, trabajo en mi huerta y ya estoy recaída”.

Actuales herramientas de trabajo de la familia Gaez Hinostroza en Pichi Maule, Comuna de Fresia
Actualmente, las familias desalojadas continúan habitando en el lugar, Bárbara vive junto a dos hijos solteros siguen destinos conocidos: trabajar la tierra, criar animales, forestar, cultivo de huertas y otras actividades para el sustento. Vuelven a encontrarse con la ansiada tranquilidad, aún cuando perdura la nostalgia y la pena por lo perdido.


Desde la distancia que marca el tiempo, Bárbara señala: “el recuerdo más feliz que tengo es cuando era niña, cuando vivía bajo el alero de mi padre y mi madre, mi criar que fue muy bueno y fuimos de muchas cosas que con su trabajo lo tenía. Entonces, a nosotros no nos faltó nunca un pedazo de pan, mi papá llevaba el trigo al molino, llevaba 20 ó 30 sacos de trigo que se molían, después traía sus carretas de harinas, harinilla, afrechos, criábamos la carne no nos faltaba, así que ese es el recuerdo más hermoso que tengo, no nos faltó nunca nada a los siete hermanos que fuimos y mi padre, que fue un hombre muy generoso y muy bueno”.

1 comentario:

  1. Estimado don Alberto Ruiz Barría:
    En la mañana de hoy 26 de febrero de 2013, y en Santiago de Chile, mientras incursionaba en internet, me encontré con una de las sorpresas más agradables de mi vida, que va acompañada de tristeza.
    Leyendo su blog, donde da cuenta del Programa "Memorias del Siglo XX" e introduciéndome en uno de los artículos, que relata las peripecias del la familia o comunidad de don Eugenio Gáez Huenuqueo, afloró en mi mente el recuerdo de esa familia y de tantas otras que han sufrido la represión por parte de los órganos del Estado de Chile.
    Al adentrarme en el reportaje hecho, leer sobre el apoyo brindado en esa época por el Partido Comunista de Chile, de su Dirección Regional, que puso a su disposición al Abogado Hugo Ocampo Paniagua, para la defensa de los derechos de don Eugenio Gáez; y al Corresponsal de "El Siglo" en esa región, para que abordara la defensa comunicacional de nuestros hermanos en desgracia, me embargó una profunda gratitud a aquéllos hermanos de la etnia huilliche y a los que recopilaron antecedentes de esa historia -de dolor y lucha, de lágrimas y alegrías- jamás contada. Y por qué se preguntará Ud., don Alberto. Porque, cuando ya han transcurrido 46 años del último enfrentamiento con Carabineros en la zona de Frutillar, recuerdo que yo fui aquel periodista que acudió, montado en un caballo que me proporcionó alguien de la familia o de alguna comunidad indígena del sector, y me enfrenté a la Fuerza Policial, que, me parece, estaba comandada por un mayor de la policía uniformada.

    Termino esta misiva, rogándole, si es posible, darle mis saludos más cordiales a los descendientes de don Eugenio Gáez Huenuqueo. Si alguna vez voy para el sur, pasaré por Frutillar y trataré de conversar con Ud. don Alberto y, por supuesto con los descendientes de don Eugenio.

    Le cuento, don Alberto que acabo de terminar -¡a esta edad: 74 años!- mis estudios de derecho y ya soy Abogado, especialista en Asuntos de Familia.

    Con afecto y cariño,
    José Caucamán Pérez

    Nota: correo electrónico: jcaucamanperez@gmail.com

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